Desde la llegada de Benedicto XVI a la
silla de San Pedro, pero más intensamente en los últimos 4 años, se está
librando una batalla sangrienta por el poder político de la Iglesia entre dos
facciones: los “diplomáticos”, encabezados por el ex-secretario de estado del
Vaticano Angelo Sodano (actual decano del Colegio Cardenalicio y secretario de
estado con Juan Pablo II y en los primeros meses del pontificado de Benedicto
XVI), provenientes de la Pontificia
Accademia Ecclesiastica (la escuela diplomática vaticana), y los
“bertonianos”, cuyo líder es el actual secretario de estado Tarcisio Bertone
(sucesor de Sodano) y son los que ahora mismo copan los puestos más importantes
en la Curia.
Esta batalla se da en todos los planos de
la Iglesia. La dimisión de Dionigi Tettamanzi como arzobispo de Milán, las
filtraciones de documentos (vatileaks), la dimisión del presidente del
IOR (comúnmente conocido como Banco Vaticano) Ettore Gotti
Tedeschi (que llegó a decir que si muere en circunstancias extrañas, en una
carta se encontrará la razón de su muerte), la dimisión de Carlo María Viganó como secretario general del Governatorato de la Ciudad del Vaticano al poco tiempo de escribir
una carta privada denunciando la corrupción en el Vaticano y su posterior
nombramiento como nuncio apostólico en Washington o la dimisión de Dino Boffo
como director de Avvenire (periódico de la Conferencia Episcopal Italiana) son
solo algunos ejemplos de las consecuencias de este enfrentamiento. Incluso se
llegó a decir que la frase “muéstrame también lo que Mahoma ha traído de
nuevo, y encontrarás solamente cosas malas e inhumanas, como su directriz de
difundir por medio de la espada la fe que predicaba” que pronunció el Papa Benedicto
XVI en su discurso en la Universidad de Ratisbona en 2006 citando al emperador bizantino Manuel II, cuando todavía era
secretario de estado Sodano, que provocó un conflicto diplomático entre la
Santa Sede y el mundo musulmán, fue introducida en el texto que leyó Benedicto
XVI por algún partidario de Bertone. Benedicto XVI, en el libro "Luz del Mundo", aclara que el discurso en el que se incluía dicha frase se pronunció en clave académica, pero que la interpretación política de este sacó de contexto la referencia que Benedicto XVI hizo a la afirmación del emperador bizantino. Pocos días después de la conferencia en la Universidad de Ratisbona, Bertone sustituyó a Sodano
como secretario de Estado.
La gran mayoría de
los enfrentamientos los ha ganado Bertone. A la pregunta de cómo ha podido
acumular tanto poder este cardenal, la respuesta es sencilla: Benedicto XVI, a
diferencia de Juan Pablo II, es un hombre dedicado en cuerpo y alma a
la filosofía, a la teología y a la religión, no a la política. Pero el Papa,
además de ser un líder espiritual y religioso, es el jefe de un Estado. Consciente de esto, Benedicto
XVI nombró al ex-secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fé y hombre de confianza suyo Tarcisio Bertone como secretario de estado para que se ocupara de la gestión de la Iglesia. De esta forma, Bertone adquirió plenos poderes en ese área y Benedicto XVI se pudo seguir concentrando en la rama doctrinal y teológica de la Iglesia así como en el diálogo ecuménico.
Cuando, a raíz de
los vatileaks, Benedicto XVI se dio cuenta de la gravedad y la dimensión
de las luchas de poder que se estaban produciendo en el seno de la Iglesia, nombró a
su amigo y teólogo Gerhard Ludwig Müller, entre otros cargos, Prefecto para la Congregación de la
Doctrina de la Fé (siendo este una persona no del agrado de Bertone) para
así concentrarse él más en la labor de gobierno de la Santa Sede y de la
Iglesia. No obstante, y aunque después de los vatileaks empezaron a “dejar sus puestos” hombres próximos a
Bertone, probablemente Benedicto XVI se percató también de que ya era tarde para
tomar esas riendas y de que no tenía suficientes fuerzas para hacerlo, llegando
a decir Benedicto XVI, según algunos, que era demasiado viejo para cambiar de
secretario de estado.
Pues bien, en este contexto, van a medir
sus fuerzas los “diplomáticos” y los “bertonianos” en el Cónclave en el que se
elija al nuevo Papa que tendrá lugar en marzo.
El Colegio Cardenalicio está formado por
209 cardenales, de los cuales 118 son electores y participarán en el Cónclave.
Es necesario tener 2/3 de los votos de los cardenales electores para ser
elegido Papa. Como datos geográficos, indicar que Europa tiene 62 cardenales
electores, América del Norte (México no incluido) 14, América Latina (incluido
México) 19, África 11, Asia 11 y Oceanía 1.
Los cardenales italianos son los que tienen
más influencia con mucha diferencia en el Colegio Cardenalicio, no solo porque
son la nacionalidad más numerosa dentro de este (28 cardenales electores y 53
no electores frente a los 11 electores y 8 no electores de EEUU -siguiente
nación con más cardenales-) sino porque son los que lideran los diferentes
“partidos” dentro del Colegio (los anteriormente citados “diplomáticos” y
“bertonianos” pero también los “ambrosianos”, “ratzingeristas”,
“pastoralistas”, etc.). Estos líderes, supuestamente, han decidido que el
próximo Papa tiene que ser italiano. A su vez, atendiendo a los cardenales creados
por Benedicto XVI durante su pontificado, se podría incluso sostener que el
mismo Papa comparte esta idea, ya que casi un tercio de los nuevos cardenales
elegidos han sido italianos.
Por lo tanto, hay grandes posibilidades de
que el siguiente Papa sea italiano.
El nombre del cardenal italiano que tendrá
muchas probabilidades de ser Papa dependerá de quien gane la batalla dentro del
Cónclave, los “bertonianos” o los “diplomáticos”.
En los Consistorios Cardenalicios de
Benedicto XVI, especialmente en el penúltimo, los “bertonianos” consiguieron el
nombramiento de más cardenales afines que los “diplomáticos” y aquéllos tienen
a su favor que Bertone sí estará en el Cónclave, a diferencia de Sodano, que no
es cardenal elector (los cardenales con 80 años o más, como es el caso de
Sodano, no son electores) y no estará en la sala. No obstante, Bertone (seguramente por la sola razón de gobernar y mandar en el Vaticano) levanta
algún recelo en la todopoderosa Conferencia Episcopal Italiana presidida por el
cardenal Angelo Bagnasco, cardenal que se podría agrupar dentro de los “pastoralistas”,
liderados por el ex-presidente de la Conferencia Episcopal Italiana cardenal
Camillo Ruini.
El claro “candidati” es el “conservador”
Angelo Scola. Ex-patriarca de Venecia y actual arzobispo de Milán (cargo con un
peso específico muy importante en la Curia), fue trasladado a esa archidiócesis (la
más grande del mundo) por Benedicto XVI en junio de 2011 en sustitución de
Dionigi Tettamanzi (acérrimo enemigo de Bertone). Se comenta que Benedicto XVI,
que habría declarado que Scola sería un gran Papa, lo colocó ahí para que
contara con el apoyo en un futuro Cónclave de la rama de los “ambrosianos” (aquéllos cardenales que
tienen alguna conexión con Milán). Desde mi punto de vista, también
podría contar con el apoyo como candidato de consenso de los “diplomáticos” y
de los “ratzingeristas”.
Probablemente, uno de los obstáculos para que
Scola sea elegido Papa, será el propio Bertone, que según se desprende de los
últimos leaks, parece que no tiene buena relación con Scola ni este con
el secretario de estado.
Al margen de cualquier otro candidato
italiano (como, por ejemplo, Dionigi Tettamanzi), el siguiente con más
posibilidades aparentemente es Marc Oulet, cardenal canadiense y prefecto para
la Congregación de los Obispos. Es un cardenal muy cercano a Benedicto XVI.
Otro que también es “quinielable” es el
arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan que destaca por su faceta de gran
comunicador.
Al mismo tiempo, están los eternos
candidatos sudamericanos. Corre el rumor de que en el último Cónclave el que le
disputó al cardenal Ratzinger la silla de San Pedro fue el jesuita argentino Jorge
Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires. En el Cónclave de marzo, los que
más pitan son el hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de
Tegucigalpa, y los brasileños Odilo Pedro Scherer, arzobispo de Sao Paulo, y su antecesor, Claudio Hummes.
Algún europeo podría acceder igualmente al
papado como candidato intermedio si hay una oposición a la opción italiana.
En mi opinión, los que no tienen muchas
probabilidades de ser Papa son los cardenales de origen africano (como el
nigeriano Francis Arinze) o asiático (como el indio Ivan Dias), por mucho que
se incluyan en todas las quinielas.
Sin embargo, atendiendo al dicho de que “quien entra Papa, sale cardenal” hasta
el cardenal menos favorito podría salir victorioso del Cónclave.
Espero que este resumen os sirva para
entender el contexto en el que se realiza el Cónclave y lo que se cocina dentro
de los muros vaticanos en donde todo lo que no es sagrado es secreto.
Un abrazo,
F.M.
de Lera